¡Ha de vivir! Qu'il vive!
Esta tierra no en sino un voto del espíritu, un antisepulcro.
En mi tierra, las tiernas pruebas de la primavera y los pájaros mal vestidos son más estimados que los fines lejanos.
La verdad aguarda a la aurora junto a una vela. No nos cuidamos del cristal de la ventana: qué le importa al atento.
En mi tierra no se interroga a un hombre emocionado.
Sobre la barca zozobrada no hay sombra maligna.
Los buenos días a medias: eso no se conoce en mi tierra.
No se pide en préstamo más que lo que puede devolverse aumentado.
Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi tierra. Y las ramas son libres si no quieren dar fruto.
No creemos en la buena fe del vencedor.
En mi tierra se sabe agradecer.