domingo, 5 de julio de 2009

¡Ha de vivir! Qu'il vive!, de René Char (1907-1988)




¡Ha de vivir! Qu'il vive!

Esta tierra no en sino un voto del espíritu, un antisepulcro.

En mi tierra, las tiernas pruebas de la primavera y los pájaros mal vestidos son más estimados que los fines lejanos.

La verdad aguarda a la aurora junto a una vela. No nos cuidamos del cristal de la ventana: qué le importa al atento.

En mi tierra no se interroga a un hombre emocionado.

Sobre la barca zozobrada no hay sombra maligna.

Los buenos días a medias: eso no se conoce en mi tierra.

No se pide en préstamo más que lo que puede devolverse aumentado.

Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi tierra. Y las ramas son libres si no quieren dar fruto.

No creemos en la buena fe del vencedor.

En mi tierra se sabe agradecer.